Nylige kommentarer

Adolf Hitler
I thought someone wrote that yesterday, before I saw that title.

Jaime Beldrán del Río
Los comentarios que realizo aquí son poemas del ilustre Mario Benedetti; con él pienso en …

Jaime Beldrán del Río
No gaste las palabras no cambie el significado mire que lo que yo quiero lo …

Jaime Beldrán del Río
Somos la catástrofe Dice octavio que en latinoamérica los intelectuales somos la catástrofe, entre otras …

Jaime Beldrán del Río
Soy un caso perdido De manera que, como parece que no tengo remedio y estoy …

Mer

zeropizza's sitater

Alle sitater

Darren Shan - El Aprendiz De Vampiro
En las novelas, los protagonistas pueden cometer tantos errores como quieran. No importa lo que hagan, porque al final todo sale bien. Derrotan a los malos, arreglan las cosas y todo acaba bien. Pero la vida real es horrible. Es cruel. No le importa los protagonistas heroicos y los finales felices y cómo deberían ser las cosas. En la vida real, las cosas malas suceden. La gente muere. Las luchas se pierden y a menudo vence el mal.

Lemony Snicket - Una Serie De Catastróficas Desdichas
Me sería difícil deciros cuál es la moraleja de la historia. En algunas historias es fácil. La moraleja de Ricitos de Oro, por ejemplo, es: "No allanes nunca la casa de otra persona". La moraleja de Blancanieves es: "No comas manzanas". La moraleja de la Primera Guerra Mundial es: "Nunca asesines al archiduque Fernando".

Meg Cabot - El Diario De La Princesa
Lo siguiente demuestra que no soy una princesa. Tengo tan poco de princesa, es decir, nada, que cuando mi padre me confesó que lo soy me eché a llorar. Me veía reflejada en el enorme espejo dorado que había en el otro extremo de la sala; se me había emborronado la cara, como en clase de gimnasia cuando jugamos a esquivar la pelota y no lo consigo. Me miré en el espejo y pensé: ¿Es esta la cara de una princesa?

Neil Gaiman - Coraline
Coraline entró en la cocina, de donde había salido la voz, y vio a una mujer de espaldas. Su aspecto era similar al de la madre de Coraline, pero... Pero su piel era blanca como el papel. Parecía más alta y delgada. Y además, sus dedos resultaban demasiado largos, no paraban de moverse y tenían unas uñas curvas y afiladas de color rojo oscuro. - ¿Coraline? - preguntó la mujer - ¿eres tú? Entonces se dio la vuelta. Sus ojos eran dos grandes botones negros.