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Ernest Cline
He died at 6 7 years old

Samper
En una quote, acciones de roleplay no encajan. Por favor corriga eso.

Enough Complicated Punctuation
Please, the only way which you can actually get better is to spend extra time …

Meredith Grey
Well, I think the writer would be begrieved to know that at the time of …

Orson Welles
We are born alone

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Guía del autoestopista galáctico
Las poderosas naves atravesaron los vacíos rincones del espacio y finalmente se lanzaron gritando sobre el primer planeta que encontraron, que resultó ser la Tierra, donde, debido a un terrible error de cálculo de escala, toda la flota de batalla fue tragada accidentalmente por un perro pequeño.

Guía del autoestopista galáctico
Curiosamente, los delfines habían conocido por mucho tiempo la inminente destrucción del planeta Tierra y habían hecho intentos de alertar a la humanidad del peligro; pero la mayoría de sus comunicaciones fueron malinterpretadas como intentos divertidos de golpear pelotas de fútbol o silbar por pescado, por lo que finalmente se rindieron y abandonaron la Tierra por sus propios medios poco antes de que llegaran los Vogones.

Guía del autoestopista galáctico
El pez babel es pequeño, amarillo, parece una sanguijuela y es la criatura más rara del universo. Se alimenta de la energía de las ondas cerebrales que recibe no del que lo lleva, sino de los que están a su alrededor. Absorbe todas las frecuencias mentales inconscientes para nutrirse de ellas. El resultado práctico de todo esto, es que si uno se introduce un pez babel en el oído, puede entender al instante todo lo que se diga en cualquier idioma.

Guía del autoestopista galáctico
Y para todos los comerciantes más ricos y exitosos, la vida inevitablemente se volvió aburrida y abúlica, y comenzaron a pensar que esto era culpa de los mundos en los que se habían asentado.

Guía del autoestopista galáctico
Y el renovado shock casi lo hizo derramar su bebida. La drenó rápidamente antes de que le ocurriera algo grave. Luego tomó otra rápido para seguir a la primera y comprobar que todo estaba bien.

Guía del autoestopista galáctico
Un robot se sentaba melancólico en un rincón, con su lustrosa y reluciente cabeza de acero colgando flojamente entre sus pulidas y brillantes rodillas. También era completamente nuevo, pero aunque estaba magníficamente construido y bruñido, en cierto modo parecía como si las diversas partes de su cuerpo más o menos humanoide no encajasen perfectamente. En realidad ajustaban muy bien, pero algo sugería que podían haber encajado mejor.

Guía del autoestopista galáctico
Tal como era, la cabina tenía un aspecto atractivo y funcional, con amplias pantallas de vídeo colocadas sobre los paneles de mando y dirección en la pared cóncava, y largas filas de cerebros electrónicos empotrados en la pared convexa. Un robot se sentaba melancólico en un rincón, con su lustrosa y reluciente cabeza de acero colgando flojamente entre sus pulidas y brillantes rodillas.

Guía del autoestopista galáctico
La cabina, blanca en su mayor parte, era apaisada y del tamaño de un restaurante pequeño. En realidad no era enteramente oblonga: las dos largas paredes se desviaban en una curva levemente paralela, y todos los ángulos y rincones de la cabina tenían una forma rechoncha y provocativa. Lo cierto es que habría sido mucho más sencillo y práctico construir la cabina como una estancia corriente, tridimensional y oblonga, pero entonces los proyectistas se habrían sentido desgraciados.

Guía del autoestopista galáctico
La cabina de control de Improbabilidad del Corazón de Oro era como la de una nave absolutamente convencional, salvo que estaba enteramente limpia porque era nueva.

Guía del autoestopista galáctico
Otra cosa que no soportaban era el fracaso perpetuo con el que topaban en su intento de construir una nave que generara el campo improbabilidad infinita necesario para lanzar a una nave a las pasmosas distancias que los separaban de las estrellas más lejanas, y al fin anunciaron malhumorados que semejante máquina era prácticamente imposible.

Guía del autoestopista galáctico
Aún se asombró más cuando, nada más concederle el Premio a la Extrema Inteligencia el Instituto Galáctico, fue linchado por una rabiosa multitud de reputados físicos que finalmente comprendieron que lo único que no toleraban realmente era a los sabelotodos.

Guía del autoestopista galáctico
Mira, esas criaturas que tú llamas ratones, no son enteramente lo que parecen. No son más que la proyección en nuestra dimensión de seres pandimensionales sumamente hiperinteligentes. Todo eso del queso y de los gritos no es más que una fachada.

Guía del autoestopista galáctico
Terrícola, el planeta en el que vivías fue encargado, pagado y gobernado por ratones. Quedó destruido cinco minutos antes de alcanzarse el propósito para el cual se proyectó, y ahora tenemos que construir otro.

Guía del autoestopista galáctico
El mortífero ataque con proyectiles teledirigidos que iba a desencadenarse a continuación por un antiguo dispositivo automático de defensa, se resolverá simplemente en la ruptura de tres tazas de café y de una jaula de ratones, en ciertas magulladuras de alguien en el antebrazo, en la intempestiva creación y súbito fallecimiento de un tiesto de petunias y de una ballena inocente.

Guía del autoestopista galáctico
Por favor, cálmese -dijo la voz en tono amable, como la azafata de un avión al que solo le queda un ala y uno de cuyos motores está incendiado-, están ustedes completamente a salvo.

Guía del autoestopista galáctico
Muchos físicos respetables afirmaron que no lo tolerarían, en parte porque constituía una degradación de la ciencia, pero principalmente porque no los invitaban a esa clase de fiestas.

Guía del autoestopista galáctico
De hecho, solo había una especie en el planeta más inteligente que los delfines, y pasaban gran parte de su tiempo en laboratorios de investigación del comportamiento corriendo dentro de ruedas y conduciendo experimentos terriblemente elegantes y sutiles sobre el hombre. El hecho de que, una vez más, el hombre malinterpretase por completo esta relación había sido planeado y previsto por estas criaturas.

Guía del autoestopista galáctico
Una vez que se empezaba a perder, lo más probable es que se siguiera perdiendo, porque uno de los efectos del aguardiente janx es el debilitamiento de las facultades telequinésicas. En cuanto se consumía una cantidad establecida de antemano, el perdedor debía pagar una prenda, que normalmente era obscenamente biológica.

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Cada adversario concentraba su voluntad en la botella, tratando de inclinarla para echar aguardiente en el vaso de su oponente, quien entonces tenía que beberlo. La botella se llenaba de nuevo. El juego comenzaba otra vez. Y otra.

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Ford miró fijamente a Arthur, que se quedó asombrado al comprobar que su voluntad comenzaba a debilitarse. No comprendía que ello era debido a un viejo juego tabernario que Ford aprendió a jugar en los puertos del hiperespacio que abastecían a las zonas mineras de madranita en el sistema estelar de Orión Beta.