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Ernest Cline
67 67 67 67 67

Ernest Cline
He died at 6 7 years old

Samper
En una quote, acciones de roleplay no encajan. Por favor corriga eso.

Enough Complicated Punctuation
Please, the only way which you can actually get better is to spend extra time …

Meredith Grey
Well, I think the writer would be begrieved to know that at the time of …

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Guía del autoestopista galáctico
En realidad, probablemente se trate del libro más notable que jamás publicarán las grandes compañías editoras de la Osa Menor, de las cuales tampoco ha oído hablar terrestre alguno.

Guía del autoestopista galáctico
La pared desafiaba la imaginación, la atraía y la derrotaba. Era tan pasmosamente larga y alta, que su cima, fondo y costados se desvanecían más allá del alcance de la vista: solo la impresión de vértigo que daba era capaz de matar a un hombre.

Guía del autoestopista galáctico
Arthur miró a su alrededor con una especie de horror maravillado. Colocados delante de ellos, a una distancia que no podía juzgar ni adivinar siquiera, había una serie de suspensiones curiosas, delicadas tracerías de metal y de luz colgaban junto a vagas formas esféricas que flotaban en el espacio.

Guía del autoestopista galáctico
Parecía absolutamente plana. Se hubiera necesitado el equipo de medición láser más perfecto para descubrir que, a medida que subía, hasta el infinito al parecer, a medida que caía vertiginosamente, y a medida que se extendía a cada lado, se iba haciendo curva. Volvía a encontrarse a sí misma a trece segundos-luz. En otras palabras, la pared formaba la parte interior de una esfera hueca con un diámetro de unos cuatro millones y medio de kilómetros y anegada de una luz increíble.

Guía del autoestopista galáctico
Arthur percibió que sus sentidos giraban y danzaban al viajar a la inmensa velocidad que, según sabía, alcanzaba el aerodeslizador; ascendían lentamente por el aire dejando tras ellos la puerta por la que habían pasado como un alfilerazo en el débil resplandor de la pared.

Guía del autoestopista galáctico
En realidad, no era el infinito. El infinito tiene un aspecto plano y sin interés. Si se mira al cielo nocturno, se atisba el infinito: la distancia es incomprensible y, por tanto, carece de sentido. La cámara en que emergió el aerodeslizador era cualquier cosa menos infinita; solo era extraordinariamente grande, tanto que daba una impresión mucho más aproximada de infinito que el mismo infinito.

Guía del autoestopista galáctico
La Guía del autoestopista galáctico es un compañero indispensable para todos aquellos que desean dar sentido a la vida en un universo infinitamente complejo y confuso, ya que, aunque no puede ser útil o informativa en todos los asuntos, al menos hace la tranquilizadora afirmación de que donde es incorrecta es al menos definitivamente incorrecta. Y en casos de gran discrepancia, siempre es la realidad la que se equivoca.

Guía del autoestopista galáctico
Siempre sentía una vaga irritación tras demoler planetas habitados. Deseaba que llegara alguien a decirle que había sido una equivocación, para que él pudiera gritarle y sentirse mejor. Se dejó caer tan pesadamente como pudo sobre su sillón de mando con la esperanza de que se rompiera y así tener algo por lo que enfadarse de verdad, pero sólo dio una especie de crujido quejoso.

Guía del autoestopista galáctico
Poquísima gente comprende que el presidente y el gobierno no tengan prácticamente poder alguno, y entre esas pocas personas sólo seis saben de dónde emana el máximo poder político. Y los demás creen en secreto que el proceso último de tomar las decisiones lo lleva a cabo un ordenador. No pueden estar más equivocados.

Guía del autoestopista galáctico
El trabajo del presidente no es el ejercicio del poder, sino desviar la atención de él. Según tales criterios, Zaphod Beeblebrox es uno de los presidentes con más éxito que la Galaxia haya tenido jamás: ya ha pasado dos de sus diez años presidenciales en la cárcel por estafa.

Guía del autoestopista galáctico
El presidente, en particular, es un títere: no ejerce poder real alguno. En apariencia, es nombrado por el gobierno, pero las dotes que se le exige demostrar no son las de mando, sino las del desafuero calculado con finura. Por tal motivo, la designación del presidente siempre es polémica, pues tal cargo siempre requiere un carácter molesto pero fascinante.

Guía del autoestopista galáctico
Hace mucho que han muerto todos sus herederos, lo que significa que, a falta de una drástica conmoción política, el poder ha descendido efectivamente un par de peldaños de la escalera jerárquica, y ahora parece ostentarlo una corporación que solía obrar simplemente como consejera del Emperador: una asamblea gubernamental electa, encabezada por un presidente elegido por tal asamblea. En realidad, no reside en dicho lugar.

Guía del autoestopista galáctico
El título completo del presidente es Presidente del Gobierno Galáctico Imperial. Se mantiene el término Imperial, aunque ya sea un anacronismo. El emperador hereditario está casi muerto, y lo ha estado durante siglos. En los últimos momentos del coma final se le encerró en un campo de éxtasis, donde se conserva en un estado de inmutabilidad perpetua.

Guía del autoestopista galáctico
Finalmente desaparecieron por completo los últimos rayos de Sol. Su rostro seguía recibiendo luz de alguna parte, y cuando Arthur buscó su origen, vio que a unos metros de distancia había una especie de embarcación: un aerodeslizador, supuso Arthur. Derramaba un tenue haz luminoso a su alrededor.

Guía del autoestopista galáctico
Un día se envió una expedición a las coordenadas espaciales donde Voojagig había afirmado que se encontraba su planeta, y solamente se descubrió un asteroide pequeño habitado por un anciano solitario que declaró repetidas veces que nada era verdad, aunque más tarde se descubrió que mentía.

Guía del autoestopista galáctico
En cuanto a teoría, pareció estupenda y simpática hasta que Veet Voojagig afirmó de repente que había encontrado ese planeta y había trabajado como conductor de un automóvil lujoso para una familia de vulgares retráctales verdes, que después lo prendieron, lo encerraron, y después de que él escribiera un libro, finalmente lo enviaron al exilio tributario, que es destino normalmente reservado para aquellos que se deciden a hacer el ridículo en público.

Guía del autoestopista galáctico
La guía empezó a explicar a cualquiera que quisiese oírla la mejor forma de sacar de Antares glándulas de periquitos antereanos de contrabando. Una glándula de periquito ensartada en un palillo es una exquisitez escandalosa pero muy solicitada después de un cóctel, y con frecuencia las adquieren por importantes sumas de dinero unos idiotas riquísimos que quieren impresionar a otros riquísimos idiotas.

Guía del autoestopista galáctico
De cuando en cuando surgían rasgos prometedores en el horizonte lejano: barrancas, quizá montañas o incluso ciudades. Pero a medida que se aproximaban, las líneas se suavizaban desvaneciéndose en el anonimato, y nada dejaban traslucir. La superficie del planeta estaba empañada por el tiempo, por el leve movimiento del tenue aire estancado que la había envuelto a lo largo de los siglos.

Guía del autoestopista galáctico
Más partes del planeta se desplegaban a sus ojos a medida que el Corazón de Oro proseguía su órbita. Los soles se elevaban ahora en el cielo negro, había acabado la pirotecnia de la aurora y la superficie del planeta parecía yerma y ominosa a la ordinaria luz del día; era gris, polvorienta y de contornos vagos. Parecía muerta y fría como una cripta.

Guía del autoestopista galáctico
La Guía del autoestopista galáctico dice que si uno se llena los pulmones de aire, puede sobrevivir en el vacío absoluto del espacio unos treinta segundos. Sin embargo, añade que, como el espacio es de tan pasmosa envergadura, las probabilidades de que a uno lo recoja otra nave en esos treinta segundos son de doscientas sesenta y siete mil setecientas nueve contra una.